"Silence is Golden"(1)

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En uno de sus habituales conciertos al aire libre en una ciudad europea, el director André Rieu con su orquesta «Johann Strauss» interpretaba el conocido vals “Danubio Azul” mientras los asistentes bailaban animados por la pegadiza   melodía. De pronto, casi al final, en el punto en que debería sonar de manera culminante el conocido estribillo, el director hace un alto a la música y mira al público con una pícara sonrisa mientras la gente sorprendida primero no sabe qué hacer y enseguida comienza a demandar la continuación de la pieza. En ese momento es que la música vuelve a arrancar con brío dando un emocionante  final la función.

Este astuto coup de maître no es solamente una artimaña para rematar un espectáculo. Es la constatación de que no solamente el sonido  moviliza a la gente sino que también el silencio tiene el poder de suscitar su  reacción.

Tanto las palabras como los silencios hacen la «música» de la comunicación.

Así como el ruido ensordecedor, monótono y sin pausa arruina sin compasión una brillante partitura, es posible componer otra de forma inteligente, no solo provista  de  vibrantes acordes sino también de prudentes mutismos, que intercalados entre sí con virtuosismo son los que dan a dicha composición su sentido y su riqueza.

Generalmente se asocia el silencio con «no tener nada para decir» o con «estar de acuerdo con el interlocutor». Pero no siempre es así. Quien guarda silencio puede hacerlo por otros motivos. A veces un silencio oportuno oficia como un colchón para hacer que la conversación (verbal o simbólica) no desemboque en un conflicto indeseado o en una cadena infinita de proposiciones. Otras veces, como en el caso descripto al principio, el silencio puede constituirse en una demanda,  es decir,  un llamado de atención, una solicitud de respuesta.

Por eso es bueno no solo aprender a hablar sino también a callar, ya que el uso  inteligente tanto de las palabras como de los silencios sirve para nutrir nuestro entendimiento, nuestra facultad de discernir y sobre todo porque es capaz de introducir el tempo óptimo en la melodía de nuestra comunicación con los demás.

 

Nora Sisto

Octubre, 2022

 

(1)    Canción de The Tremeloes, 1967.